Lanzamiento de la Red Informativa de Genocidio y Derechos Humanos

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viernes, 18 de enero de 2013

La historia de Sabrina Negro: la nieta recuperada que soñó con su familia




El libro del periodista entrerriano Alfredo Hoffman Reencuentro tiene tres partes. Y las tres empiezan con un sueño. Un sueño que tuvo la protagonista del libro: Sabrina.
En el primero, Sabrina sueña a una madre que está pariendo a una hija negra, acto seguido corre, se escapa con su criatura, tropieza y el bebé cae en un inodoro y se convierte en un zapallo: hasta que su madre la besa y la niña vuelve a ser niña.
En el segundo sueño, Sabrina vive en un mundo lleno de extraterrestres, extraterrestres que la persiguen a ella y a un amigo, que la persiguen y la atrapan.
En el tercero y último de los sueños, Sabrina, ya con ocho años, está en una plaza de la ciudad de Ramallo, donde vive, y ve acercarse a un chico, como ella, con un buzo gris con capucha. Un chico al que a pesar de la cercanía no le ve la cara, un chico que le inspira un amor incontrolable y que le dice: "Ya nos vamos a encontrar."
El libro de Alfredo Hoffman cuenta la historia de Sabrina Valenzuela Negro, hija de Raquel Negro y Edgar Tulio Valenzuela, militantes de Montoneros, secuestrados y desaparecidos por la dictadura militar. Sabrina, la beba que fue abandonada el 27 de marzo de 1978, bajo una lluvia torrencial, por dos hombres de Inteligencia del Ejército en la puerta del Hogar del Huérfano de Rosario. Sabrina, la que luego fue adoptada por el matrimonio Gullino de manera legal, una familia que nunca le ocultó su adopción, pero que tampoco sabía quienes eran sus padres. Sabrina, la que recuperó su identidad en el año 2008 y conoció a su familia de sangre, entre ellos, a su medio hermano Sebastián. Y desde entonces, busca a su hermano mellizo. Sabrina, la chica que en los sueños se transportaba.
Por eso es que cada vez que se presenta el libro Reencuentro, crónica de la restitución de una identidad, como pasó esta semana en la sede de las Abuelas de Plaza de Mayo, también se proyecta Negra Idea, una animación que hizo Sabrina basada en su primer sueño, un trabajo que llevó adelante dos años antes de cumplir los 30 y de empezar a recolectar, de a pedazos, con esfuerzo, una parte de su identidad.
Alfredo Hoffman nació en 1975, en Concordia, y desde hace 17 años trabaja como periodista (actualmente, lo hace en el Diario Uno, de Entre Ríos, y en el portal Telaraña Digital). Y se encontró con la historia de Sabrina en medio de sus trabajos habituales de cobertura de casos relacionados con delitos de lesa humidad.
Fue cuando una de sus fuentes, Guillermo Germano, hermano de un desparecido, recibió en su casa un mensaje anónimo. La información hablaba de mujeres, detenidas, que habían dado a luz en el Hospital Militar de Paraná.
 
–¿Y entonces?
–Poco después de hacer la denuncia, Germano me lo cuenta. El caso que me menciona es el de Raquel Negro y su marido Tulio Valenzuela. Pero me pide que no diga nada. Porque entre los testigos, que estaban tratando de convencer, la mayoría eran enfermeras del hospital y algunas todavía trabajaban allí. Con el tiempo la noticia salió, pero por otro medio. Y la investigación empezó a crecer. Y en el 2008, se logra encontrar a la hija de Raquel Negro, que estaba viviendo con el nombre de Sabrina, que había sido abandonada en un hogar para huérfanos en Rosario y había sido adoptada de buena fe por una familia de Ramallo que nunca le ocultó su condición de adoptada. Un caso particular porque estamos acostumbrados a escuchar historias de chicos que viven con sus apropiadores.
–¿Y qué fue lo que te empujó a meterte de lleno en esta historia?
–La historia es muy cautivante, tiene todos los condimentos para llevarlo a un libro. Porque estamos hablando de que los padres, Raquel Negro y Tulio Valenzuela, tienen una historia que se conoce desde 1984 con el libro de Miguel Bonasso, Recuerdos de la Muerte. (Nota: se refiere a la Operación México, que consistía en infiltrar a Valenzuela, que había sido detenido en la Argentina, en la reunión que realizaría la conducción de Montoneros en México, y asesinar al líder de la organización. Una operación que Valenzuela desarma al convocar a una conferencia de prensa y denunciar la operación y lo que ocurría en el lugar donde había estado detenido La Quinta de Funes). En ese libro está el dato de que Raquel había sido trasladada a Paraná para su parto. Y en el camino de la investigación lo que surgió fue el testimonio de un hombre de inteligencia Eduardo Constanzo –que está condenado en Rosario– y que dijo que Raquel había tenido mellizos y a la nena la habían dejado dos represores en la puerta de un 'convento'. Las Abuelas de Plaza de Mayo agregaron que el único convento que recibía huérfanos era el Hogar del Huérfano. Así que con ese dato se hizo un listado de los bebés que ingresaron ese año. Constanzo también dijo que el varón de los mellizos había fallecido, y se consideraba ese dato como probable, pero durante el juicio que se hizo el año pasado se llegó a la conclusión de que salió vivo y fue entregado. Y el mismo Constanzo dijo que Paul Navone, un militar de inteligencia que se suicidó el mismo día que tenía que declarar en el juicio, sería el apropiador del mellizo pero todos los análisis que se hicieron dieron negativo.
–¿Y cómo fue el reencuentro de Sabrina con su medio hermano, el hijo de su padre?
–Sabrina se encuentra primero con Sebastián, el hijo de Raquel y su anterior marido, el que estuvo detenido con sus padres y luego fue entregado a sus abuelos cuando Raquel y Tulio simulan aceptar las condiciones de la Operación México.  Y luego se encuentra también con el medio hermano por parte de su padre.
–En el cierre del libro, cuando se relatan las conclusiones del juicio, se señala que, a pesar de las condenas, sólo se consiguió desatar la punta del ovillo. Porque, si bien las enfermeras dieron su testimonio y contaron, los médicos se negaron a hacerlo.
–Sí, incluso, pasó que después del juicio, que fue tapa de los diarios, y estuvo en los noticieros, empezaron a acercarse jóvenes al diario para contar que habían sido robados al nacer en clínicas de Paraná y los nombres de los médicos son siempre los mismos. Y se trata de casos que no necesariamente son casos durante la dictadura, a veces de antes. Pero todo hace pensar que había una red de tráfico de bebés. «
 
Identidad
 
La nieta Nº 96
En 2008, por el trabajo de Abuelas de Plaza de Mayo, Sabrina conoció a su familia de sangre.
 
El autor
Alfredo Hoffman nació en 1975 en Concordia, provincia de Entre Ríos, donde se desempeña como periodista. Licenciado en Comunicación Social, egresado de la Facultad de Ciencias de la Educación de Paraná, Hoffman realizó colaboraciones en distintos medios de prensa y actualmente trabaja en la creación del portal Telaraña Digital. Desde el año 2000 escribe en el Diario Uno, de Entre Ríos, y actualmente es jefe de la sección Digital. También se ha desempeñado en radios y medios televisivos de la capital entrerriana y en su Concordia natal.
 

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