Lanzamiento de la Red Informativa de Genocidio y Derechos Humanos

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miércoles, 15 de mayo de 2013

El dictador que no reconoce al tribunal

Afirmó que acompañará a sus ex subordinados procesados o condenados por sus crímenes “hasta tanto el último de ellos recobre su ansiada libertad” y que asumía sus responsabilidades “por lo actuado por el Ejército en el marco de la guerra contraterrorista”.



El dictador Jorge Rafael Videla se negó a declarar ayer en el juicio por delitos de lesa humanidad en el marco del Plan Cóndor. Desmejorado y con dificultades para caminar, el condenado represor dijo ser un “preso político”, reiteró que no reconoce la legitimidad del tribunal que lo juzga, afirmó que desde el penal de Marcos Paz acompañará a todos sus ex subordinados procesados o condenados por sus crímenes “hasta tanto el último de ellos recobre su ansiada libertad” y se despidió con una reflexión: la Justicia está “vaciada de derecho”.
Videla respondió que no iba a declarar, sacó un papel y anunció “dos o tres comentarios, más bien de orden personal”. El primero: que desde su óptica, el tribunal “carece de competencia y jurisdicción” porque su “juez natural” en la época de los crímenes era el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas. Dijo que la Cámara Federal que lo condenó en 1985 fue “una comisión especial” y que “en mi caso juzgó todos los acontecimientos”, como llamó a los secuestros, allanamientos ilegales, torturas, violaciones y homicidios cometidos. Enfatizó que se lo juzgó por todos los “hechos protagonizados por el Ejército en los que yo fui su comandante”, que “por algunos fui condenado y por los que no fueron objeto expreso de condena fui absuelto”. Conclusión de Videla: hay cosa juzgada.
Segundo apunte: “Asumo en plenitud mis responsabilidades castrenses por lo actuado por el Ejército en el marco de la guerra contraterrorista”, dijo. Agregó que las asumía “con plena prescindencia de mis subordinados, que se limitaron a cumplir mis órdenes y a quienes he de acompañar en prisión, como preso político, hasta tanto el último de ellos recobre su ansiada libertad”. El tercer punto no fue otra cosa que la respuesta a la pregunta que le había formulado el juez: “No voy a prestar declaración indagatoria”, dijo, y a modo de justificación agregó que “mi opinión personal es que no tiene sentido hacer una defensa en el marco de una Justicia vaciada de derecho”. “He terminado, muchas gracias, señor presidente”, concluyó, y volvió a su silla.

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